jueves, 24 de septiembre de 2015

Inteligencia Emocional

La clase del 25 de Septiembre estuvo impartida por Eva María Padilla, profesora titular de la Universidad de Sevilla.

En ella nos habló sobre Inteligencia Emocional (IE), vista desde una visión general y amplia, y centrada en su mayor parte en los niños.

Una definición sencilla de Inteligencia Emocional es esta: es la capacidad para reconocer los estados emocionales y actuar en base a ellos. Dentro de la inteligencia emocional podemos distinguir 5 dimensiones: autoconciencia emocional, autoregulación emocional, motivación, empatía y habilidades sociales. Estas dimensiones están relacionadas tanto con el ámbito personal como con el ámbito social.

Se nos planteó la pregunta de por qué trabajar la IE en personas con alguna Enfermedad Rara (ER). Una respuesta a ésto puede ser que como en la población general se han demostrado los beneficios de su aprendizaje, también las personas con una ER podrán beneficiarse. A parte de ésto, y dadas las circunstancias que rodean a las personas con una ER (aislamiento, incomprensión, falta de información, etc.), que harán más proclive padecer emociones negativa y estados de ansiedad, creemos que el aprendizaje en la gestión de estos estados emocionales podrá beneficiarles especialmente. Por ello es muy importante tanto trabajar con las personas afectadas por una ER como con sus cuidadores y familiares.

Las emociones negativas como el miedo, la rabia y la tristeza son las que más presentes van a estar en personas con ER, siendo el objetivo no que éstas desaparezcan, sino que se aprenda a ver los aspectos positivos que estas emociones reflejan y se aprenda a convivir con ellas y a gestionarlas, dicho de otro modo: “positivizar las emociones”.

Al ser la IE una capacidad que se puede adquirir y mejorar con la práctica, se ha adoptado un enfoque preventivo dirigido a que los niños conozcan desde pequeños sus emociones y las puedan identificar, con el objetivo de mejorar en las diferentes dimensiones de la IE.

Los enfoques preventivos se han centrado en el contexto escolar y el contexto familiar. Siendo el primero básico, pues en éste se dispone de los medios y el tiempo necesario para poder trabajar este ámbito (aunque en la práctica no siempre es así). A menudo el trabajo dentro del contexto familiar es utilizado como un complemento a la escuela, o también puede abordarse como un ámbito específico cuando sea necesario.

Hay que destacar que en el caso de niños afectados por una enfermedad poco frecuente el aula hospitalaria puede ser el contexto escolar en el que se han de trabajar las emociones. En este contexto hospitalario las emociones negativas aparecen con mayor frecuencia, por lo que aprender a manejarlas es de gran importancia.

Para trabajar la inteligencia emocional contamos con diversos recursos, como pueden ser el dibujo, la expresión corporal, la expresión escrita, la música, el teatro, etc. Dentro de estas herramientas destaca el juego, sobre todo a la hora de trabajar las emociones con niños, ya que jugar es algo atractivo para los niños, lo que facilitará llevar a cabo dinámicas en un contexto lúdico en el que a la vez van adquiriendo una mayor conciencia emocional.

Los cuentos pueden ser otro recurso muy útil para trabajar las emociones, sobre todo en el caso de niños, pudiendo trabajar emociones específicas más en profundidad a través de historias sobre las que reflexionar. En el caso de los adolescentes, el emocionario nos puede servir como apoyo para realizar dinámicas.

Por último me gustaría compartir una charla en la que se trata el tema de la Educación Emocional, no abordada desde las enfermedades poco frecuentes, pero que nos puede servir para reflexionar sobre el valor de las emociones. 

 

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