El viernes 13 de Marzo fue para nosotros todo lo
contrario a un día de mala suerte. Fue un día especial. Tratamos el proceso de
adaptación a la enfermedad y las diferentes fases. Gracias al profesor Juan
Cruz (Psicólogo clínico, consultor, comunicador y fundador de DIOT), se nos brindó la oportunidad de
ver la vida, nuestra profesión y nuestra función en el ámbito de las
enfermedades poco frecuentes de una forma un tanto distinta a lo normal. Fue un
soplo de positividad, de risas, de sentir emociones tanto positivas como
negativas y de aprender que podemos tener gran control y manejo de ellas, lo
cual es esencial para nuestro trabajo con pacientes con una ER y sus
familiares.
Esa visión tan particular (y difícil al mismo tiempo)
consiste en ver el blanco (lo positivo) y aceptar el negro (lo negativo), ya
que son dos partes de una misma unidad. Para ello debemos modificar el
paradigma a seguir, haremos menos caso a la mente (que es pendeja) y miraremos
más hacia nosotros mismos y a las personas.
Este tipo de enfermedades genera cambios a muchos
niveles y en muchos aspectos, lo cual, obliga al organismo a adaptarse a la
nueva situación para poder afrontarla desde lo emocional. Al estar las emociones tan unidas a los pensamientos
y conductas, nosotros, los psicólogos, podemos ayudar a modificarlas. Para
ello, debemos tener en cuenta que las emociones son procesos bioquímicos y
bioeléctricos y que un estado emocional positivo aporta salud al sistema
endocrino e inmunológico.
Nuestra función consiste en dar consciencia de las
emociones para así poder dominarlas e intervenir en ellas poniendo algo de
dulce y guiando a encontrarse y conocerse a sí mismos. Buscaremos una
aceptación, pero siempre ACTIVA. Impulsaremos que la persona tenga ganas de
vivir y contacte con sus emociones desde la realidad. Fomentaremos la creación
de expectativas positivas sobre el futuro.
Para ello, debemos crear un clima de confianza, mirar
a la persona que tenemos delante (no sólo verla), conocer su vida y su entorno,
sus motivaciones y sus pensamientos (NUNCA supongamos NADA); pero, sobretodo,
debemos OBSERVAR. Todo esto dando siempre un toque de humor y positividad, ya
que, éstas, distancian las emociones, aumentan la secreción de endorfinas, lo
que a su vez aumenta la oxigenación de la sangre, abre las arterias, acelera el
corazón y disminuye la presión sanguínea; eso es positivo para los elementos
respiratorios y cardiovasculares, además de aumentar la respuesta del sistema
inmunológico, es decir, es beneficioso para la salud.
Nuestro objetivo a tratar no es la enfermedad sino la
forma en que la persona afectada y su familia la interpretan. Éstas, tienden a
automatizar más, por eso, debemos enseñarles a mirar con realismo que existen
más caminos y más formas de vivir la enfermedad. La enfermedad debemos
mostrarla como un reto, como una posibilidad de generar cambios y ser capaces
de transformarse, reinventarse y convertir esa situación en oportunidades con
ilusión, optimismo emocionalmente inteligente, creatividad y motivación; que el
problema lo tomemos como un elemento impulsor creativo hacia nuestro
crecimiento personal y madurativo. Para ello es esencial disfrutar el camino y
vivir el presente porque esto nos aporta más resiliencia, que es volver hacia
donde estábamos, pero más fortalecidos. Como dijo una paciente de Juan, debemos
aprender a mirar cortito
Una de las recomendaciones de Juan fue que al acabar
al día dediquemos cinco minutos a pensar en los pequeños logros de ese día (Ej:
me ha salido rica la comida, me he puesto lo primero que he pillado en el
armario y aun así me he visto guap@, he sacado un hueco para leer, etc.). Lo
cual, traducido en el entorno de personas con ER se le añadirían o se
cambiarían por otras (Ej: hoy no ha tenido ninguna crisis, he sabido hacer bien
los ejercicios del fisioterapeuta, hemos estado riéndonos, he sacado un hueco
para dedicarme a mi pareja, etc.) Debemos permitirnos sentir y dejarnos llevar por los
pequeños impulsos o detalles que nos den alegría y vitalidad, puesto que las
emociones son procesos adaptativos.
Para visualizar y entender mejor toda esta
información, aprendimos varias técnicas y metáforas; entre ellas: La técnica
del búho (mejorada por nuestra compañera Salud y llamada ahora “Técnica de la
lechuza” jajaj), técnica del clínex, técnica del vaso de agua con papelitos y
la metáfora del niño pequeño y los trozos de carne.
Me gustaría recuperar algunas frases bonitas y
motivantes que han aparecido en esta sesión:
- - Si sigues pensando igual, siempre va a
pasar lo mismo.
- - Esta tormenta que ha caído, ha regado el
campo, lo ha llenado de vida.
- - Frente al incendio, crear agua.
Juan nos recomendó oír música de sincronización de
hemisferios cerebrales puesto que favorece la formación de nuevas conexiones
neuronales y disminuye bloqueos mentales. Nos sentiremos más fortalecidos
emocionalmente y despertaremos poco a poco nuevas capacidades de aprendizajes
puesto que estimulamos zonas que podemos tener inactivas. (https://www.youtube.com/watch?v=nmB15YWj3-I)
Resaltar también lo entretenido de la tarde, que era
cada vez que el sensor de la clase no detectaba movimiento y se apagaba la luz.
Si a Juan le hizo gracia nuestra reacción, más nos hizo a nosotros la suya.
¡¡Cómo se reía!! Jajaja
Al final de la sesión, nos dió una cajita de caramelos
para que se la ofreciésemos a algún conocido que tuviese alguna enfermedad poco
frecuente con el objetivo de alegrarle el día y de demostrarle que estamos aquí,
que hay 17 personas formándose para poder ayudarlos.
Por último, y en nombre de todos mis compañeros, doy
las gracias a este gran profesional por la intensidad y positividad de la
sesión y por esos riquísimos caramelitos madrileños que nos regaló para
endulzarnos la tarde. Ojalá lleguemos a ser tan buenos profesionales como él (sin
quitar mérito al resto de profesores que han pasado por nuestra pequeña pero
acogedora aula).